martes, 15 de marzo de 2011

JUAN JOSÉ SOTO Y LOS ABISMOS DE LA PALABRA

Por Fernando Odiaga

Palabra y silencio opuestos y mediados por el deseo son el principio de la búsqueda poética, una búsqueda dialéctica que se estructura desde “la oscura mañana de los silencios” y desde el dolor “extraviado… en los silentes pasadizos del espíritu”.
Fernando Odiaga
El poeta y los poetas aparecen “apostados bajo un silente pórtico”. Las palabras aparecen cual la tormenta y la guerra y el poeta se resuelve a enunciar su elección sagrada de verbos, sustantivos y adjetivos. Esta elección se involucra con la investigación sobre la palabra misma, sobre su “cuerpo exhumado”, dice el poeta, sobre los “dispersos nombres que moran en ella” y encuentra en primer lugar una materia hecha de Historia, Eternidad y también de olvido.
La ontogenia es el tema hallado cuando “tropiezan gigantes, enormes los deseos!”. El misterio primordial de la palabra tiene algo de demencia y felicidad que corresponden al emerger del hombre a la razón. Silencio y secreto pueblan los arcanos de este misterio que se resuelve en las “proféticas voces” de los poetas que “devoran infatigables el tiempo” como preludio del “fiat lux” del origen, de la ontogenia. Y el preludio de este “fiat lux”  se enseñorea del abismo.
La Biblia dice que en el principio eran las tinieblas y  solo el espíritu de Dios se movía sobre las aguas. Para los gnósticos estas aguas tenían sobre si el silencio y se profundizaban en el abismo. En alemán abismo se dice “abgrund” que significa literalmente sin – fundamentos o sin – bases. La vida y la palabra son un vértigo ascendente desde la inmensidad profunda. Y entonces es cuando comienza a construirse la memoria y se destaca la figura del poeta, su antigua sed y su antiguo oficio, dice Juan José Soto. Así pues, nos dice también que “es desde la hondura donde emerge la palabra” teniendo como finalidad revelar al hombre su destino, que no es otro que descubrir al amor.
Y el  amor se descubre como lo hacen los poetas: “desafiando el ignoto atajo de la memoria” según la frase de Soto. En el amor se descubren besos con “sabor a cristales rotos” y los amantes ofrendan “sus vidas a la inclemencia firme de una espada”. La tensión reaparece aquí entre el amor y la mención velada del odio y la guerra. Mientras la espada se aloja en la frente de la noche, la tensión entre el amor y el odio se resuelve nuevamente en el olvido que testimonia el ser y la ausencia del sublime sentimiento.
Juan José Soto nos ha prodigado una poética extrañamente filosófica que hemos tratado de discernir desde el intrincamiento de sus núcleos semánticos: palabra, silencio, abismo y amor son los motivos que han llevado a Soto al abstraccionismo de las definiciones más puras, a la metáfora como método de indagación de la verdad.
Desde aquí creo que “Palabra sobre los abismos” es una de las entregas más plausibles de nuestra poesía actual que se inserta en el horizonte de los significados primordiales del existencialismo afirmando entre nosotros la pureza metafísica de la palabra.


Chiclayo, 11 de agosto del 2006

*Texto leído por el poeta Fernando Odiaga en la presentación del poemario “Palabra sobre los abismos” el 11 de agosto del 2006 en el auditorio del Instituto Nacional de Cultura – Lambayeque.




FERNANDO ODIAGA GONZÁLES (Perú, 1970)
Poeta e intelectual chiclayano, miembro de la agrupación “Conglomerado Cultural –Lambayeque”. Estudió filosofía en la Facultad de Teología Pontificia y Civil (Lima) -hoy universidad- y Antropología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Ha publicado poemas sueltos en el fanzine "Subart" y en  " Levitación bárbara”. Tiene varios poemarios inéditos.

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